domingo, 19 de abril de 2015

VAN GOGH (1853-1890) CONTADO A LOS NIÑOS

Los comienzos

Vincent van Gogh es un pintor postimpresionista holandés. Desde muy joven pintaba cuadros, en un principio, de tejedores y campesinos. Utilizaba para ello el carbón, la pluma y la tiza negra.

Tejedor, 1881

A Vincent le llamaban mucho la atención los tejedores holandeses. Pintó muchos cuadros sobre ellos, mostrando el contraste entre las enormes máquinas y el pequeño tamano de los tejedores.

En 1882 van Gohg comenzó a utilizar la pintura al óleo y sus cuadros fueron cada vez más coloristas.

Campo de tulipanes, 1883

Holanda es famosa por sus tulipanes. A van Gogh le gustaba mucho su colorido.

Durante toda su vida, Vincent se mandó cartas con su hermano menor, Theo. En sus más de 650 cartas le contó sus esperanzas, sus deseos y sus temores y le explicó por qué pintaba de ese modo. Theo comprendió que su hermano era una artista de talento y siempre le apoyó.

París

En 1886 Vincent se mudó a París. ¿Por qué a París? Pues porque entonces París era el centro del arte mundial. Allí compartió durante algún tiempo un pequeño piso con su hermano Theo. Como en su casa no había mucho espacio, van Gogh salía a la calle a pintar los parques y los cafés de la ciudad. Conoció a muchos pintores famosos, entre ellos Monet y Gauguin, de quien se hizo muy amigo.


Autorretrato delante de un caballete, 1888







Vincent pintó muchos autorretratos cuando vivía en París. En este luce con orgullo una camisa azul, como la que solían llevar los obreros parisinos.



Vista de París desde la habitación de Vincent, 1887


Van Gogh pintó este cuadro desde el piso que compartía con Theo. Como los pintores impresionistas amigos suyos, utilizaba pinceladas muy cortas y colores muy vivos.

Arlés

En 1888 Vincent se mudó a Arles, en el Sur de Francia y allí alquiló la conocida como casa amarilla. Gauguin se reunió con él y juntos pintaban el campo y lo pasaban muy bien. Para celebrar la llegada de su amigo a Arles, van Gogh pintó una serie de cuadros de girasoles. Se tenía que levantar muy temprano para pintarlos en un solo día, porque los girasoles cortados se marchitan enseguida.

Girasoles 1888

Pero la amistad no duró mucho. Discutían constantemente y Gauguin se burlaba de la forma de pintar la naturaleza de van Gogh. Vincent temió quedarse solo, se puso furioso y, en un arrebato, se cortó una oreja. Hoy se piensa que quizás su mente se trastornó por culpa de algunos productos para pintar que inhaló. Gauguin se llevó tal susto que se marchó de Arles.

Autorretrato con la oreja vendada, 1889

Vincent siguió viviendo en Arlés y pintó su habitación, uno de sus cuadros más conocidos.


El dormitorio de Vincent en Arlés, 1888


A Vincent le encantaba este cuadro de su habitación en Arles y supongo que a todos nosotros también. Él pensaba que transmitía sentimientos  de paz y armonía. Y lo cierto es que la cama, las paredes y el suelo inclinados quedan equilibrados por las dos sillas, la almohada y los cuadros.

Saint-Rémy-de-Provence

En 1889 Vincent ingresó en un hospital de las afueras de Saint-Rémy, donde estuvo ingresado un año. El pintor padecía epilepsia y los ataques le afectaban la vista y el oído. Pero él siguió trabajando sin descanso.

Trigal con cipreses, 1889

Para van Gogh pintar cipreses era todo un desafío. En este cuadro utiliza azules y verdes muy intensos para reproducir sus oscuras formas.

Auvers-sur-Oise

Cuando salió del hospital, Theo animó a su hermano a trasladarse a Auvers, una tranquila localidad de los alrededores de París, llena de casitas con techumbre de paja. Madrugaba mucho y, en dos meses, llegó a pintar más de 60 obras, casi una diaria. Pero cada día estaba más desesperado, tanto que en 1890 se disparó un tiro. Murió en brazos de Theo dos días después.

La iglesia de Auvers-sur-Oise, 1890

Esta iglesia se ha convertido en el símbolo de la personalidad inquieta de van Gogh. El intenso azul del cielo en contraste con el verde brillante de la hierba parece reflejar toda su tristeza.



Fuente: ARMSTRONG, Carole (2004). Van Gohg. Vamos a pegar mis cuadros. Barcelona: Ediciones Serres.

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